domingo, 3 de julio de 2016

¡Carajo! ¡Lo más fácil! ¡Lo más rutinario de realizar en Venezuela debería ser un revocatorio!



      Sí está vaina es una espectacular “Democracia Participativa y Protagónica”, “de mandatos revocables” como reza en la Constitución de la República; lo más sencillo, lo más natural sería revocarle el mandato a cualquier grandísimo incapaz que no solucione la crisis económica, la crisis social, la crisis hospitalaria, la inseguridad que padecen millones de venezolanos.


     ¿Cómo es eso que en la Cuarta República, en la “democracia de élites”, en la “democracia burguesa”, fue más sencillo activar los referendos?


     ¡Arrechísimo debió ser realizar un referendo revocatorio en el pasado, pero no ahora!


     Porque se supone que, hoy en día, estamos en el supuesto paraíso  socialista. Aquí resultaría sencillísimo revocar a cualquiera. No donde imperaba la Democracia Representativa como la que existía en la llamada Cuarta República. En esa época es que debió ser un infierno para los ciudadanos expresarse vía referendos. Pero resulta, que aunque en la constitución del año 1961 no establecía los referendos ni la convocatoria de una constituyente, no obstante, en el año 1999, se pudo hacer un referendo para consultarle al pueblo si quería una constituyente para refundar a la República. 


     Sí señor, enmarcado en la “moribunda Constitución de 1961”, no sólo hubo un referendo. También se eligieron unos constituyentistas y, luego, se aprobó por referendo la nueva constitución. Además de allí se derivó una nueva elección presidencial. Y todo eso ocurrió en la vieja Democracia Representativa, llamada, despectivamente,  Democracia Punto Fijista, Cuarto Republicana.


     Paradojas de la vida. Los miserables que gobiernan al país ofrecieron superar a la corrupta Democracia Representativa, Burguesa y  Punto Fijista para dar nacimiento a la “refundación de la República y establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica”. En donde hacer un revocatorio de mandato debería ser “pan comido”, facilísimo de ejecutar. Pues no. Los muy hipócritas del cogollo chavista colocan trabas, obstáculos de una crueldad nazista: como el obligar a la gente a validar sus firmas bajo un sol torturador o en lugares lejanos a su domicilio. 


     Al sabotearle al pueblo la activación del referendo revocatorio actúan en contra de la Constitución. Dado que nuestra Constitución obliga al gobierno a facilitar el ejercicio de los derechos políticos de los venezolanos. En cumplimiento de nuestra máxima Ley, el gobierno está obligado a facilitar que el pueblo active el revocatorio.


     Pero al parecer la cúpula inescrupulosa del chavismo, a estas alturas, poco le importa servir al pueblo. Sólo les mueve todo aquella ayude a su desmedida ambición de poder. El disfrute del poder se ha convertido en la razón de la actuación de este cogollo chavista. Estamos ante la más grande degeneración de una clase política.


Las marramucias, las triquiñuelas, las maniobras asquerosas que se realizan desde las instituciones del Estado para entorpecer el revocatorio; son principalmente maniobras contra los derechos de la gente. Al negar en los hechos la Democracia Participativa se le niega al soberano, al pueblo la oportunidad de expresarse. Se le niega el derecho a decidir de manera electoral y pacífica que rumbo debe seguir su patria. Además, de dejar en entredicho si esto es una “Democracia Participativa y Protagónica” y “de mandatos revocables.

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