El referendo revocatorio es la
opción para el cambio de gobierno este año. Es lo más concreto y lo más viable
que tenemos. Pero solamente se concretará con la activa y mayoritaria
participación del pueblo.
Reunirnos, volantear, marchar,
transmitir el mensaje, mantener el foco en nuestros objetivos es la clave. El
gobierno tiene una maquinaria comunicacional destinada a desanimarnos, con el
propósito de desmovilizarnos; no caigamos víctimas de las intenciones del
gobierno.
Ante cada andanada de comentarios
y acciones para quebrar nuestra voluntad, reafirmemos nuestras convicciones,
asumámonos como dueños de nuestros destinos. Hagamos realidad ante los que abusan
del poder, que el soberano somos nosotros y que aquí manda el pueblo. No unos
gobernantes corruptos y obsesionados con seguir disfrutando del poder.
Una de las batallas más
importantes se está librando en nuestras mentes. La lucha de nuestro deseo de cambio,
la fe en ese cambio, la convicción de una ruta viable y, por otro lado, el
bombardeo mediático del gobierno, que con nuestros propios recursos económicos,
en vez de destinarlos a cubrir necesidades urgentes, los usa para
desmotivarnos, desanimarnos.
Si nosotros creemos en lo que
estamos haciendo para bien nuestro y del país, lo que nos queda es insistir así
nos topemos con los mayores obstáculos. Porque vencer un gran obstáculo nunca
será tan exigente, tan costoso como el vivir permanentemente de rodillas ante
unos incapaces que ya han dado sobradas muestras de que lo único que saben es
destruir y sembrar odios.
Ante el
panorama sombrío que ofrece el chavismo permaneciendo en el poder, nuestro
primer paso, lo tenemos que dar cada día
en nuestras cabezas, en nuestras mentes. Nos corresponde la dura tarea de que
en nuestro ánimo perviva la llama de la lucha. Depende de nosotros el no darle
el gusto a la banda politiquera roja de que se salgan con la suya. Depende de
nosotros no dejarnos quebrar nuestros ánimos, de que no nos rompan nuestras
convicciones. De que no nos arrebaten nuestro sagradísimo derecho a vivir
plenamente con libertad y dignidad en nuestro querido país
Queda finalmente en cada uno de
nosotros ganar esa batalla que se libra en nuestras mentes. O caemos abatidos
antes de luchar presas de las manipulaciones del gobierno o reafirmamos nuestro
deseo y compromiso de vivir en un país
donde nuestra libertad y dignidad sea respetada. Y no esté a merced de una
banda de politiqueros, hipócritas revolucionarios.
O triunfan nuestros sueños o se
salen con la suya los canallas. La decisión es nuestra. Yo, decidí, no viviré
en mi país de rodilla. Yo la batalla personal se las gane. Tengo la convicción
de que están derrotados este año con el revocatorio, así digan lo que digan.
Así pataleén. Para mí, desde ya, están revocados.