Ahora resulta que
las expropiaciones no han dado resultado. Después de 15 años en el gobierno es
que se dan cuenta de ello. Los socialistas incapaces son, siempre, así. No aprenden
de la historia. Pretenden torcer la realidad con puros discursos y demás
babosadas. Pero al final los hechos son tercos. La realidad se impone.
Son dos figuras
importantes del Chavismo las que han reconocido que las expropiaciones no han
dado resultados positivos, el diputado Chavista Fredy Bernal y el ex
vicepresidente Chavista de la Republica José Vicente Rangel.
Las expropiaciones
no funcionaron y, en general, no funciona el intervencionismo socialista en la economía
porque las empresas privadas manejadas por sus dueños son las que mejor producen
y de la manera como los consumidores lo desean. Las empresas privadas no son
manejadas por superdotados ni ángeles. Son manejadas por personas que buscan
obtener ganancias. Por eso son celosos y vigilantes en la administración de sus
empresas.
Cuando las empresas
son bien manejadas por empresarios particulares, dan ganancias y, en consecuencia,
pagan impuestos que entre otras cosas sirve para pagar el sueldo de los
policías y médicos. Y si el negocio va bien, tratan de expandirse y contratan
más personal, lo que es más personas ganando sueldos nuevos. Quienes a su vez
consumen más e impulsan con su consumo el crecimiento de otras empresas y se
genera más pagos de impuestos. Impuesto que, entre otras cosas, sirve para
construir escuelas y pagar sueldos de maestros, lo que, a su vez, también genera
más consumo y hace que crezca la demanda de servicios y productos. De tal forma,
que cuando las empresas prosperan generan
más inversiones, más contrataciones de personal, más consumo, más pagos de
impuestos y así sucesivamente.
Pero cuando el
Socialismo interviene, y en el caso venezolano estamos hablando de la peor
especie de socialismo-que es la que mezcla a su máxima expresión el ladronismo
y la mediocridad-, rompe la libre decisión de los agentes económicos que, por
lo general, tiende a ser más racional y acertada. Y entra en juego las
decisiones de los políticos. Y, es aquí, cuando los políticos toman decisiones
que mezclan prejuicios, odios, teorías fracasadas, ambiciones y todo aquello
que en primer término contribuya a mantenerse en el poder. Sin importarles al
final si las empresas expropiadas den ganancias o no. Todo eso pasa a un
segundo plano disfrazado con el discurso de amor al pueblo, que, al final, solo
sirve para engañar y someter a la gente.
Un ejemplo doloroso
del intervencionismo socialista en la economía son las expropiaciones de los
terrenos agropecuarios. Fincas, haciendas, fundos fueron expropiadas. Fueron
millones de hectáreas expropiadas. Hoy en día esas unidades agrícolas en manos
del gobierno no producen lo que necesita el pueblo y los productores agrícolas
privados maltratados y hostigados tampoco producen lo suficiente para atender
la demanda interna. Y consecuencia de ello es la espantosa escasez de productos
básicos que padecemos los venezolanos. Otro caso digno de mención en materia de
expropiaciones son las torrefactoras de café. Logró la administración pública
de esas empresas que, prácticamente, desapareciera el café de los estantes de
los supermercados.
Otro ejemplo
doloroso de la estupidez de los Socialistas cuando intervienen en la economía
son las empresas RCTV (Televisón) y Sidor (Siderurgica). La primera fue cerrada
y la segunda estatizada. RCTV era una empresa que daba ganancias, empleaba
constantemente empleados, exportaba productos y pagaba impuestos -no era una
carga para el gobierno-, al contrario,
mantenía al gobierno. Y RCTV prosperaba porque tenía unos consumidores que demandaban
su programación televisiva.
Pero luego de
cerrada RCTV crean un bodrio que se llama Tves, que es una carga para el
gobierno porque no da ganancia, y, además, su programación no alcanza los
niveles de audiencia que tenía RCTV, es decir no satisface la demanda de los
consumidores. Pasamos de una empresa que pagaba impuestos y ofrecía un servicio
querido por los ciudadanos a otra empresa de televisión pública –Tves- que es
una carga para el gobierno y que su programación no goza de la aceptación de la
antigua RCTV.
En cuanto a Sidor,
en manos privadas, Ternium era su propietaria, llegó a producir alrededor de
4.300.000 toneladas anuales de acero, luego de estatizada la producción se vino
abajo estando alrededor de 1.500.000 toneladas anuales, y, hoy por hoy,
Venezuela, siendo un país con grandes reservas de hierro, tiene escasez de productos
de acero. Las famosas cabillas para la construcción difícilmente se consiguen. Hay
que hacer colas para adquirirlas.
En definitiva el
saldo de las expropiaciones y de la intervención socialista en la economía
venezolana es una producción disminuida tanto en las empresas públicas como en
las privadas. Con un gobierno que no le alcanza el dinero para atender sus
compromisos, y, todo esto, en medio de una bonanza petrolera. Sin duda, el socialismo
es atraso, corrupción y despilfarro.
@vallenilla
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