Tareck El
Aissami tiene una forma rara de enfrentar a la descomunal inseguridad que
padece el estado Aragua.
El nefasto gobernador del estado
Aragua antes de ganar las elecciones fue
precedido, estando Rafael Isea todavía de gobernador, por el despliegue de la
Policía Nacional Bolivariana. Demostrando que para ese momento ya la
inseguridad agobiaba a los aragueños. Pero, claro, ese despliegue de patrullas
que se observó hace ya poco más de 3 años fue una operación publicitaria de la
campaña electoral de ese momento.
La manera
extraña de El Aissami de combatir la alarmante delincuencia empezó a mostrarse
cuando después de asumir la gobernación, fue poco a poco desapareciendo el gran
número de patrullas que se veían durante la campaña electoral que lo llevo al
poder.
Luego
dio otra muestra de su incomprensible manera de proteger a los aragüeños. Esta
otra extrañísima manera de combatir el hampa, consistió en eliminar progresivamente
varias estaciones policiales o "comisarías”. Incompresible manera de
Tareck de darle seguridad al pueblo.
Pero como
si esto no nos hubiese causado bastante impresión, por esa manera a nuestro
parecer absurda de enfrentar a los malandro, las estaciones policiales que sobrevivieron en
las comunidades son, en la práctica, inoperantes. No se logra comprender como pueden
ocurrir cosas tales como que llames a la estación de tu comunidad y te digan
que no tienen patrullas para atender una emergencia de los vecinos o que no
pueden dejar la estación sola porque solo hay un policía. Otras veces resulta
imposible que te tomen una denuncia en esas estaciones, o que te den una
orientación.
Es común
que los vecinos comenten, que a pesar de que esté la estación policial en la
comunidad, los delitos se siguen cometiendo, inclusive, en las cercanías de la
misma policía. Ojala algún día Tareck nos explique cómo actuando así las
estaciones policiales logran disminuir el delito. Ojala algún día nos ilumine
con su sabiduría en materia de seguridad.
Otra forma
muy peculiar de Tareck El Aissami de enfrentar a los delincuentes es proporcionándoles
un sueldo de hambre a los policías, además, de estar desprovistos de un seguro
médico de calidad, precisamente, en una profesión en la cual el riesgo a ser
herido o muerto es constante. Pero, bueno, esa lumbrera de la criminología que
es el gobernador, ¿será que es conocedor de políticas de seguridad innovadoras
que nosotros los simples mortales desconocemos?
Una forma
novedosa de Tareck para estimular a los policías es no dotarlos de uniformes,
de municiones de manera constante. Obligarlos a
verse en la necesidad de proveerse ellos mismos de cauchos, baterías y
otros repuestos necesarios para que las patrullas funcionen. No sé qué técnica
aconseja que de este modo se sentirán los policías más motivados y darán lo mejor
de sí para combatir a los antisociales.
Pero raro,
extraño, incomprensible. Bueno, por lo menos a uno le resulta así. Y es que
ante el desafío de una banda de delincuentes de paralizar buena parte de ciudad,
el gobernador Tareck El Aissami no diga nada, como si eso no fuera con él.
Siendo el gobernador el máximo jefe de la policía de Aragua creemos que debió
fijar una posición al respecto. Pero, qué extraño, Tareck aborda la espeluznante
inseguridad ignorando el hecho que la gente está agobiada por los robos,
hurtos, asesinatos. Es una actitud muy incomprensible que ignorando que existe
un tal Chino Pedrera, un tal Picure o un tal Niño Guerrero, que ordena
atentados contra jefes policiales como lo denuncio Freddy Bernal en su Twitter,
se va resolver el problema. Como si por
arte de magia, si Tareck no nombra a los pranes, a los malandro, a los asesinos,
los recates de carros; eso no existe. Tareck es de una postura filosófica
incompresible con respecto a la inseguridad. Que si el no menciona el problema
el problema no existe. Resulta asombroso que Tareck calle ante los malandros,
porque cuando se trata de insultar líderes opositores si sale con una rapidez
sorprendente. Uno piensa que esa misma valentía debiera utilizarla contra los
malandros.
Y, por último,
no entendemos esa extraña metodología del gobernador Tareck de lograr reducir
la criminalidad. Sin el mismo comprometerse en la lucha, sin nunca manifestar
su repudio a los choros, a los malandros. Sin darle un apoyo explícito,
contundente a los policías. Sin decirle a la comunidad que esa es su prioridad.
Que a los delincuentes se les aplicará todo el peso de la Ley
Todo esto,
la verdad, es una manera muy rara, muy extraña del gobernador Tareck El Aissami
de actuar. Porque siendo el jefe de la policía del estado, le corresponde
controlar y prevenir el delito. De ese modo lo señala la Ley Orgánica de Servicio
de Policía.
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